He pensado en compartir este caso para animar a todas aquellas personas en perseverar en sus objetivos cuando de eliminar el exceso de peso se refiere: tesón, constancia, y si es necesario, un estratégico tutelaje psiconutricional para desarrollar y mantener la motivación, hacen la ecuación perfecta.
Espero que os resulte tan fascinante como a mí.
Carmen, 45 años, médico pediatra, casada y madre de tres hijos.
Hace poco más de un año empecé a preocuparme por mi salud. Tenía unos 35 kilos de más, mi movilidad y resistencia física estaban limitadas, y tenía síntomas de ansiedad y cansancio. Estaba centrada en el cuidado de mi familia sin atender mis propias necesidades. Mi aspecto físico no estaba en mi mente, no le prestaba atención.
Empecé con una dieta convencional. Conseguí perder los primeros 8 kilos en tres meses pero tenía mucha hambre, ansiedad y debilidad. No tenía fuerzas para continuar.
De manera casual conocí a Susana y me hablo de su programa de psiconutrición. Al ver que ella estaba llena de energía y con una forma física y mental espectacular decidí pedirle ayuda.
Al principio no fue fácil, no tenía costumbre alguna de cuidarme y hasta me sentía culpable cuando iba a las sesiones en lugar de estar en casa. Todo me parecía muy diferente y estaba tan cansada que a veces tardaba en comprender lo que Susana me decía. Ella tuvo en cuenta en todo momento mi situación y me fue llevando poco a poco hacia el camino del autocuidado, sin forzar pero sin contemplar, con un seguimiento constante.
Me enseñó una nueva forma de comer para que fuera perdiendo peso sin hambre ni debilidad. Al mismo tiempo iba aprendiendo una nueva forma de pensar que me permitía seguir hábitos saludables. También me animó a moverme cada vez un poco más para mejorar mi forma física. Tuve mis tropiezos y ella me enseñó a levantarme y seguir adelante sin desánimo. Me dio las herramientas para tener autocontrol y alcanzar mis objetivos.
A los tres meses del comienzo del programa había perdido otros 8 kilos, en total 16 kilos menos. Comía de forma adecuada ya como hábito. Practicaba natación y gimnasia. Mi aspecto físico iba mejorando. Me encontraba más ligera, con más energía y menos ansiedad.
A los seis meses ya eran 25 kilos menos. Me encontraba mucho más cómoda, mi movilidad y resistencia física aumentaban muy rápido. Las actividades del día no me fatigaban. Mi aspecto era francamente diferente y me costaba adaptarme al cambio.
A los nueve meses 34 kilos menos. Mi peso ya está dentro de lo normal. Me muevo mucho. Mi aspecto físico es otro. Mi salud ha mejorado notablemente. He descubierto un nuevo mundo en el que disfruto de encontrarme bien. Surgen múltiples anécdotas divertidas por el cambio tan asombroso y situaciones emocionantes. No paro de probarme mis vestidos, como si tuviera 15 años y paso un verano encantador.
A los 12 meses me mantengo en el mismo peso. Estoy orgullosa de los logros obtenidos, con una buena salud, disfrutando del deporte y comiendo algunos caprichos de vez en cuando. Gracias a mi nueva forma puedo afrontar dificultades familiares importantes que han aparecido en el camino, con fuerzas que se renuevan cada día.
He experimentado una auténtica transformación en la forma de mirarme a mi misma, en mi autocontrol, en mi salud, en la manera de disfrutar de todo lo que hago y en la forma de afrontar mis problemas. Difícil encontrar un regalo mejor.
El apoyo de mi marido ha sido muy importante durante todo el proceso.
Para Susana solo tengo palabras de agradecimiento por su profesionalidad, por su disponibilidad y por toda su paciencia conmigo.
Varias personas al verme, me han preguntado y han decidido seguir el mismo camino.
Cuento mi experiencia para que sean muchos más los que se animen a coger la ruta del bienestar.
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