
Sí; la pérdida de memoria por estrés es muy común. En ocasiones, sentimos que es un deterioro por la edad y eso nos preocupa y nos produce más ansiedad.
¿Resultado?
Aumento de los despistes y olvidos.
Porque el estrés se alimenta a sí mismo incrementando sus efectos negativos. La buena noticia es que tiene solución. La próxima vez que no recuerdes dónde has dejado las llaves, no te preocupes, piensa que es más normal de lo que crees.
No eres un caso perdido.
Cerca del 80% de los pequeños fallos de memoria cotidianos son debidos al estrés.
Antes de pensar que estás perdiendo facultades, analiza el estado de tu estrés, observa cómo se desarrolla un día normal en tu vida y, sobre todo, sigue leyendo porque al final te daré algunas recomendaciones para que minimices las pérdidas de memoria por estrés.
Tabla de contenidos
¿Cuál es la relación entre el estrés y la pérdida de memoria?
El estrés no tiene que ser siempre negativo. De hecho, lo necesitamos porque nos ayuda a estar alerta: la activación física que provoca el estrés de forma puntual facilita la concentración porque nos hace estar más alerta.
El estrés, como te expliqué aquí, es una respuesta adaptativa del cuerpo que se desencadena cuando tenemos que hacer frente a una situación de amenaza o peligro.
Por ejemplo, al hablar en público, un cierto grado de estrés nos permite estar más activos y despiertos, en estado de alerta para poder afrontar lo que surja.
Pero el estrés pasa a ser un problema cuando se cronifica y afecta a la salud. El estrés crónico altera el sistema inmunitario, provoca trastornos gastrointestinales y dermatológicos, dolores de cabeza, obesidad…, y afecta especialmente a la atención y a la memoria. Te lo conté en este vídeo del canal .
Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, el organismo activa una respuesta liberando glucocorticoides —las llamadas hormonas del estrés— en el flujo sanguíneo. Cuanto más prolongado sea el estado de estrés, más tiempo estarán en sangre la adrenalina y el cortisol segregado.
Si la concentración de estas hormonas es excesiva, el efecto en las funciones del hipocampo —estructura cerebral que se asocia a la formación y recuperación de recuerdos— es negativo. Esto es en parte porque los glucocorticoides redirigen la glucosa desde el hipocampo a los músculos cercanos.
La hormona del cortisol es producida por nuestro organismo a nivel de la glándula suprarrenal cuando estamos sometidos a situaciones de estrés. Si se incrementa un poco esta hormona en un momento puntual, esta variación nos ayuda a mantener los recuerdos.
Pero si nuestro organismo libera constantemente cortisol por un tiempo prolongado (semanas o meses) tendremos problemas para retener o recuperar la información
Tener niveles elevados de cortisol en el cerebro constituye un agente tóxico que impide la circulación adecuada de la sangre por la estructura del cerebro, llegando menos oxígeno y nutrientes para tener memoria.
El estrés, al liberar cortisol, perturba el funcionamiento adecuado de las células, aparece la adrenalina, ocasiona insomnio y disminuye la segregación de las endorfinas.
Profundizar en las cuestiones biológicas nos llevaría otro artículo completo y, si te interesa que profundice, me lo dices en los comentarios, pero por ahora quédate con la idea de que el cerebro es muy vulnerable al estilo de vida y a cómo gestionamos las tensiones diarias y las preocupaciones.
Y aquí sí tenemos el poder de intervenir para que el estrés no afecte a la pérdida de memoria.
El estrés, por las razones que te he comentado, interfiere tanto en nuestra capacidad para retener información nueva como para recuperar recuerdos y conocimientos. Lo que solemos llamar pérdidas de memoria.
El piloto automático y el estrés
Seguro que sabrás de alguien que ha olvidado ir a recoger a su hijo al instituto y se ha ido directamente al trabajo con prisas para llegar a tiempo a una reunión, o salir de casa con tantas cosas en la cabeza que olvidas las llaves, o no recuerdas el nombre de la persona con la que hablas hasta que ya no la tienes delante, o tener lagunas sobre una conversación que acabas de tener, o presentarte a hacer una gestión sin los papeles necesarios.
En todos esos casos ibas con el «piloto automático».
Y es que ese «estado de alerta» que provoca el estrés hace que otros asuntos pasen al fondo del espacio de atención y los olvides. Porque, más que pérdida de memoria, lo que el estrés provoca es falta de atención.
Por el estrés podemos llegar a vivir situaciones surrealistas que nos dan la sensación de que estamos perdiendo el control de nuestras vidas. Y hay veces que no te das cuenta de que el causante es el estrés. Por eso he elaborado este test sencillo para que sepas si es tu caso
Poco hay que nos provoque más angustia que olvidar detalles cotidianos y cosas que relevantes nuestra vida diaria y que consideramos habituales.
La falta de atención causada por el estrés hace que no almacenemos bien la información. Es decir, no es que nos cueste recordar y recuperar, es que no hemos puesto la suficiente atención para guardar bien esa información.
Cuando estamos estresados de forma continua, es más complicado focalizar la atención porque en vez de atender a lo que estamos haciendo, nos enfocamos en lo que pensamos, en la preocupación, en lo que deberíamos estar haciendo o tenemos que hacer después.
El estrés, además, afecta al sueño: la fase REM en la que se consolidan los recuerdos y la información almacenada durante el día, es menor, por lo que los datos de la jornada no pasan en su totalidad a la memoria a largo plazo.
La multitarea no es buena
Otra fuente de estrés que provoca falta de memoria es la multitarea: querer estar haciendo varias cosas a la vez provoca que la atención esté dividida y no seamos capaces de almacenar datos que se nos pasan por alto.
Creemos que podemos atender a varias cosas a la vez pero no es así. Para que la memoria no falle es mejor centrarse en cada tarea de una en una. Organizarte por bloques de trabajo , además, aumenta la productividad y la eficacia.
Por tanto, el estrés no solo comporta pérdidas en la memoria en el momento en que se produce sino que si se mantiene de forma crónica puede provocar daños a largo plazo en el cerebro.
¿Cómo minimizar la pérdida de la memoria relacionada con el estrés?
El estrés nos impide prestar atención consciente a lo que estamos haciendo y afecta a nuestra capacidad de almacenar información.
En los casos de la pérdida de memoria por estrés, podemos intervenir adquiriendo buenos hábitos y hacer una serie de ejercicios sencillos:
- Aprende a parar. En este mundo frenético puede ser difícil, a no ser que venga un pandemia y te obligue a ello. Para y toma conciencia de cómo llevas tu vida.
- Organízate: ten un horario, organízate por bloques de trabajo, prevé incluso los descansos.
- Evita las situaciones que sabes de antemano que te producen estrés. Dedica un tiempo a analizar estas situaciones para prevenirte.
- Practica técnicas de relajación basadas en la respiración. Es una herramienta muy útil y sencilla cuando la has practicado. Cuando sientas que la situación te estresa, para y respira profundo. Te ayudará a circuitar el estrés.
- Identifica tus estresores. Toma conciencia de cómo reacciona tu cuerpo: tensión muscular, rigidez de cuello, hombros, mandíbula, palpitaciones, dolor de estómago o de cabeza…
- Observa si tu entorno te ayuda a reducir el estrés. El apoyo social es importante en el control del estrés.
- Establece tus prioridades.
- Mantén una alimentación saludable y equilibrada.
- Haz ejercicio.
- Revisa tus patrones de sueño. Dormir bien reduce el estrés y mejora la memoria. De siete a nueve horas es lo más recomendable.
- Iníciate en técnicas de meditación. Te aseguro que te ayudarán.
- Utiliza una agenda o dispositivo en el que anotar todo lo que venga a la mente. Tratar de retener todo, como una tarea que tienes que hacer después y no quieres olvidar, causa más estrés y afecta a la memoria. Tratar de memorizar genera más preocupación por si se te olvida. Una cosa muy efectiva es terminar la jornada agendando el día siguiente. Tu cabeza descansará.
- Si es recurrente, analiza qué situación concreta estimula tu estrés para actuar sobre ella.
- Reinterpreta tu realidad: toma conciencia de lo que es verdaderamente importante en tu vida, baja el ritmo, aprecia el presente de una forma más relajada.
- Sal a caminar todos los días durante media hora. Aclararás tu mente, tomarás nuevas perspectivas y mejorarás tu circulación sanguínea para que llegue al cerebro un mayor aporte de oxígeno y nutrientes.
- Realiza ejercicios específicos para el entrenamiento mental que inciden sobre la memoria. En el mercado hay aplicaciones y libros para ello, aunque también puedes practicar por tu cuenta intentando memorizar los objetos que se muestran en un escaparate, los nombres de tus amigos de la infancia, sumar matrículas, decir en voz alta lo que se está haciendo (ej: «voy a dejar las llaves en el cajón»)… Cualquier práctica deliberada y consciente es un entrenamiento mental que ayuda a minimizar la pérdida de memoria.
Conclusión: ¿puede el estrés hacernos perder la memoria?
La pérdida de memoria por estrés es muy común y altera nuestra vida por completo.
Lo grave no es la pérdida de memoria, provocada por una disminución de la atención, sino el estrés en sí mismo porque, si bien un poco de estrés en determinadas circunstancias es bueno, la perdida de memoria refleja que se ha hecho crónico y ha empezado a tener efectos negativos.
Hay que atajar la fuente de estrés y aprender a bajar el ritmo.
Además de mejorar la salud física y mental con el ejercicio, la meditación y el control del estrés te ayudarán a prevenir las pérdidas de memoria. La salud es siempre lo más importante.
Te deseo un feliz día libre de estrés.
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